Más allá de las objeciones manifestadas por los industriales locales respecto al incremento desmedido de las importaciones –situación que provoca el cierre de establecimientos productivos o la reconversión de empresas que cesan la producción para dedicarse a la importación–, en el mercado ya se vislumbra que esta dinámica podría comprometer gravemente la única fuente genuina de divisas de la Argentina, a saber, el superávit de la balanza comercial.
El inconveniente presenta una doble vertiente: por un lado, el crecimiento de las exportaciones, que asciende al 8% interanual en el acumulado de diez meses, resulta insuficiente para sostener una dinámica de incremento de las importaciones cercana al 30%. Si bien el Ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó recientemente que una economía con un tipo de cambio rezagado no importa al ritmo que lo hace el país, la realidad indica que, excluyendo la soja y la energía de la ecuación, el resto de los sectores se encuentran estancados o en declive.
En lo concerniente a las importaciones, se está observando un crecimiento desmesurado del 62% en la cantidad de bienes terminados y del 121% en el rubro automotor. A pesar de que la Argentina registró un superávit de balanza comercial de aproximadamente u$s6.800 millones en los primeros diez meses, este resultado se atribuye a una mejora en los términos de intercambio. El precio de los productos importados disminuyó un 5,3%, en contraste con una caída del 0,3% en el precio de las exportaciones.
Martín Polo, economista de Cohen Aliados Financieros, compartió esta inquietud sobre la elasticidad de las importaciones a un grupo de inversores durante la presente semana. “El Producto Bruto Interno se expande a un 3,5% mientras que las importaciones lo hacen cerca del 30%”, señaló Polo, quien consideró que “existe una problemática con el complejo importador”.
El analista advirtió que “de no mediar la mejora en los términos de intercambio, el superávit acumulado de u$s6.800 millones se reduciría a u$s3.500 millones”.
“Lo que genera preocupación es la dinámica de las cantidades. Las cantidades se incrementaron un 36%. Es cierto que las importaciones de bienes de capital han crecido, lo cual constituye una noticia positiva, pero es necesario ser cautelosos, dado el acelerado crecimiento de los bienes de consumo y los automóviles”, manifestó.
De hecho, en el primero de los casos –los productos finales de consumo– el crecimiento alcanza el 62,8%, mientras que los automóviles se incrementan un 121%. “¿Qué sucederá si no se logra moderar esta tendencia en 2026? El saldo comercial colapsaría”, advirtió Polo.
Ausencia de garantía en las exportaciones
Es imperativo considerar que las exportaciones tampoco aseguran la sostenibilidad del superávit comercial para el año 2026. El incremento del 8% registrado en 2025 se explica por un aumento del 15% en valor en el sector agropecuario primario y del 12,8% en Combustible y Energía, conforme a los datos de comercio exterior proporcionados por el INDEC.
Las exportaciones industriales experimentaron una disminución del 1,3% en cantidades. Su subsistencia se debe al aumento del 7,7% en los precios, lo que resultó en una mejora del 6,3% en valores. Este año, el superávit energético asciende a u$s6.075 millones, en tanto que el balance comercial total fue de u$s6.800 millones. Se podría inferir que, sin la producción de Vaca Muerta, la Argentina habría incurrido en un déficit de divisas durante el presente ejercicio.
Valor del dólar: ¿es competitivo el tipo de cambio?
Ante un escenario de esta índole, la pregunta que surge es si el tipo de cambio del dólar se encuentra rezagado. Según se detalla en el último informe del Centro de Estudios Económicos y Políticos (CEPEC), “las expectativas del mercado continúan revelando una estructura de devaluación administrada, aunque con una brecha notoria entre los contratos de futuros, los rendimientos implícitos en letras y los límites regulatorios establecidos”.
El CEPEC sostiene que, si bien “aún no se detectan indicios de estrés sistémico”, “existe un límite claro para el optimismo si no se materializan mejoras tangibles en las reservas, el riesgo regulatorio y las expectativas cambiarias”.
Por su parte, la consultora C-P plantea que persisten las dudas en el mercado en relación con el tipo de cambio, lo cual se continúa reflejando en el riesgo país, que se mantiene por encima de los 650 puntos, con un mercado que demanda señales de recuperación de las reservas internacionales. “Aunque hasta marzo de 2026 los contratos de futuros indican precios dentro de las bandas de flotación, a partir de abril de 2026 el precio excede el techo esperado para el tipo de cambio oficial”, se explica en el reporte.









