Periodista: El informe ADP revela que Estados Unidos experimentó una destrucción neta de 32 mil empleos en el sector privado durante noviembre. ¿Cuál es la reacción de la Bolsa ante este dato? Se observa una suba generalizada en todos los índices. Las empresas de menor capitalización redujeron 120 mil puestos de trabajo. El Russell 2000, índice representativo de estas acciones, encabeza hoy el incremento con un +1,5%. ¿A qué obedece esta disparidad? En noviembre, cualquier contratiempo generaba temores de recesión, mientras que hoy, a pesar de los infortunios, el mercado accionario busca alcanzar cotizaciones más elevadas.
Gordon Gekko: Es una situación de difícil comprensión si se omite la variable clave. La debilidad del mercado laboral, inesperada dado que el consenso anticipaba un aumento neto de 40 mil puestos, “garantiza” a Wall Street una alta probabilidad de una reducción de tasas de interés el próximo miércoles. Los futuros de fondos federales de Chicago indican una probabilidad del 89%.
P.: No hay adversidad que no traiga consigo algún beneficio.
G.G.: Efectivamente. Si la creación de empleo hubiera sido robusta y superior a lo esperado, la Bolsa estaría inmersa en la incertidumbre. Lo que verdaderamente preocupa es la postura de la Reserva Federal (FED). Si los indicadores contribuyen a limitar su margen de acción, sin ofrecerle argumentos para postergar el recorte, la situación es mucho más favorable para el mercado.
P.: Esto podría ser válido para la próxima semana, como usted señala, es el factor determinante para facilitar la rebaja de tasas en la inminente reunión. Sin embargo, toda situación tiene un límite. ¿Cuánto tiempo puede mantenerse desvinculada la bonanza bursátil del deterioro de las condiciones laborales?
G.G.: Puede perdurar por un tiempo considerable si, paralelamente, la economía mantiene su ritmo de expansión.
P.: ¿Y considera que esta es la coyuntura actual?
G.G.: Todo sugiere que la economía se está desplazando a una velocidad cercana al 2,5% anual desde el tercer trimestre. Además, los datos de actividad de octubre y noviembre confirman un inicio vigoroso del cuarto trimestre. Son dinámicas distintas. La reducción de tasas se justifica por la intención de preservar la salud del mercado de trabajo. El alza bursátil se fundamenta en una economía que crece más rápidamente que en el primer semestre. A esto se suma la confirmación de los balances del tercer trimestre que, tras un análisis exhaustivo, corroboran que el crecimiento macroeconómico ha repercutido generosamente en el ámbito microempresarial. Las ganancias por acción crecieron un 13,4% interanual, lo cual es un resultado notable.
P.: Además, la Bolsa se ve favorecida por la inminente tercera reducción consecutiva de tasas de interés desde septiembre.
G.G.: Correcto. Tras un período de riguroso examen. La corrección constituyó una amenaza inminente que, de hecho, tuvo sus repercusiones, si bien no en la Bolsa directamente, sí en sus adyacencias. No se trataba de una amenaza vacía o hipotética. Las acciones superaron la prueba de estrés con éxito, sin ceder. Y es sabido que lo que no aniquila, fortalece. Y en diciembre, previo a las festividades, ese fortalecimiento se acentúa.
P.: ¿Cree que el período de examen ha concluido?
G.G.: Aparentemente, el bitcoin quedó pendiente de un examen recuperatorio. Y permanecerá en una posición vulnerable hasta que logre superar nuevamente los 100 mil dólares y obtenga una aprobación más contundente. Sin embargo, otros activos que habían sido rezagados, como el oro y la plata, ya están cotizando nuevamente de forma desafiante. Usted mencionó el Russell 2000, y es el mejor ejemplo de la renovada disposición a asumir riesgos en el mercado bursátil.
P.: Las empresas de pequeña capitalización son las más susceptibles a un traspié económico.
G.G.: Son precisamente las que lideraron la reducción de empleo en noviembre. Son las más afectadas por el impacto de los aranceles y la incertidumbre. Se trata de empresas que no participan de la euforia generada por la inteligencia artificial. Su actividad es mucho más tradicional.
P.: ¿Y cómo se explica que, por ejemplo, hoy, sean el sector con mayor avance en Wall Street?
G.G.: Tampoco participan de la bonanza de las ganancias empresariales que sí se observa en el S&P 500. En este sentido, la baja de tasas es crucial. Es la clave para que puedan recuperar su rentabilidad. Siempre y cuando, por supuesto, la economía mantenga su ritmo y no afecte negativamente sus negocios.
P.: Podemos dar por descontada una reducción de tasas la próxima semana. No obstante, ¿no podría ser la última? ¿Qué podemos esperar para 2026? El mapa de puntos no sugiere muchas más. Y si la inflación no desciende nuevamente por debajo del 3%, no habrá mucho margen para intentarlo, a menos que la FED decida abandonar el sesgo restrictivo de su política monetaria. Algo que aún no ha insinuado.
G.G.: Precisamente por ello, el Gobierno especula con la idea de que el presidente Trump ya ha seleccionado al sucesor de Jerome Powell al frente de la FED.
P.: El cambio más significativo del próximo año probablemente sea en la FED.
G.G.: Esa es la mayor incógnita. El mapa de puntos actual sugiere una reducción de tasas en 2026 y otra en 2027. No obstante, es una referencia muy vaga y de poca relevancia en un contexto de cambio de autoridades. La pregunta fundamental es cómo se tomarán las decisiones en el banco central después de mayo.
P.: Y eso comienza por intentar imaginar a quién elegirá Trump para liderar la institución. ¿Kevin Hassett, el titular del Consejo Económico Nacional, un hombre cercano a la Casa Blanca? ¿O alguien más competente y menos susceptible de ser influenciado?
G.G.: Y si es Hassett, ¿superará el filtro del Senado? Otras designaciones de Trump no prosperaron en su primer mandato. No fueron rechazadas, pero languidecieron sin aprobación hasta que las propuestas fueron retiradas.
P.: ¿Cuál es su opinión al respecto?
G.G.: Trump ya enfrentó esta misma encrucijada en su primer mandato. Así eligió a Powell, a instancias de su entonces secretario del Tesoro, Stephen Mnuchin, y del “establishment”. Ese es el “error” que no desea repetir. No se puede nombrar a alguien competente, aunque sea republicano, porque una vez designado buscará la independencia y querrá demostrarla. El “establishment” ya le ha solicitado a Trump que no designe a Hassett, argumentando que no posee la capacidad requerida. Pero eso es precisamente lo que el presidente busca, alguien dócil y que Bessent pueda manejar.
P.: ¿Esto aseguraría más reducciones de tasas?
G.G.: Bessent ya ha respondido que no necesariamente. La decisión la toma un comité, y el presidente de la FED tiene un solo voto de doce. Si carece de influencia y liderazgo, el banco central puede votar tranquilamente en contra de su moción. Por ello, Bessent dio a entender que es necesario ser más riguroso con los presidentes de distrito. Ni siquiera basta con presionar a los gobernadores, como ya se ha hecho. Sin embargo, el aspecto crucial es que las reducciones de tasas deben ser creíbles para resultar efectivas. Y esa puede ser la principal diferencia en 2026. Las bajas actuales, con Powell al frente, no son decisiones políticas. Por eso contribuyen a que los mercados progresen. El próximo año podría ser una historia diferente si la credibilidad se ve socavada. Aunque, por el momento, esto no se refleje en absoluto en los precios.









