Informes elaborados por dos de las principales entidades de inversión advierten sobre la situación crítica que atraviesa la economía del país. Señalan un deterioro en variables como precios y salarios.
Los principales bancos de inversión extranjera advierten que la inflación anual en la Argentina podría llegar al 150% en 2024. Así lo señaló JP Morgan en un informe, donde también prevé que la suba de precios alcanzará este año el 122%. En tanto, BNP Paribas estimó que la inflación será del 135% durante el 2023 y no descartó que la inflación mensual sea superior a dos dígitos, es decir más del 10%.
Según Goldman Sachs, “la credibilidad de las políticas es débil y hay pérdidas del control monetario, con riesgos para los precios”. La banca de inversión extranjera no usó proyecciones propias de inflación, sino que se basó en los datos de las encuestas del Banco Central con economistas, que ubican el índice de precios en un 120% anual.
La recesión económica es un factor común que ven los bancos de inversión extranjera en pleno año electoral. Si bien en sus informes utilizan distintas palabras para describir o proyectar el futuro económico del país, ven “deterioro” en distintas variables como precios, salarios, el frente fiscal y el monetario.
En los informes, remarcan que las políticas del Gobierno para contener los precios no arrojan resultados positivos y advierten que las reservas internacionales se “están agotando”. Mientras tanto, la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los paralelos volvió a superar el 100%, lo que generó preocupación en una economía que describen como “frágil”.
El impacto de la sequía no es un tema menor para los analistas financieros, quienes consideran que el endurecimiento de los controles a las importaciones no sea una solución para los desequilibrios macroeconómicos. Para JP Morgan, esto aumenta “la posibilidad de un golpe financiero más significativo antes del ciclo electoral”. Esta conclusión se debe, en parte, a que observa que el Gobierno no encuentra una salida a la frágil economía actual.
“La relación entre los pasivos del Banco Central y las reservas internacionales y la relación entre los pasivos remunerados y los no remunerados ha empeorado”, señalan.
También se detallan otros motivos que generan preocupación. Uno de ellos, es la tercera edición del dólar soja , que eleva el tipo de cambios a $300 para las exportaciones del campo, lo que generará una emisión monetaria, que rondaría el 0,7% del PBI.
Otro punto a tener en cuenta de los informes es que los bancos observan un “deterioro del balance externo debido a la sequía y las distorsiones derivadas de múltiples tipos de cambio”. Ante este panorama ven como inevitable que el Gobierno pongan más restricciones a las importaciones. Lo que generará que las empresas aumenten los precios de los productos que ya poseen ante el temor de no poder establecer el valor de reposición de los mismos.
Con relación al cumplimiento de las metas con el FMI, como la acumulación de reservas o la baja del déficit fiscal, los bancos de inversión extranjera consideran que es imposible de cumplirlas. Según sus proyecciones, el costo cuasi fiscal irá al 7,5% del PBI, mientras que el déficit fiscal superará el 12%. De acuerdo a lo pactado con el Fondo ese indicador estaría cerca del 8%.
En los mercados internacionales suele haber rechazo hacia el déficit fiscal en economías emergentes, por su poca capacidad para poder financiarse. Distinto son en las economías grandes y sólidas, como las de Estados Unidos, Japón o la de la mayoría de los miembros de la Unión Europea, que cuentan con monedas con respaldo que pueden resistir corridas bancarias.
Otra de las preocupaciones que observan los bancos extranjeros es porque “el Tesoro sigue dependiendo del financiamiento del Banco Central (BCRA)”. Los analistas consideran que esa asistencia será del 4,6% del PBI.