Marcelo Bielsa comenzará un nuevo proyecto como director técnico en el fútbol y dirigirá a la selección uruguaya. El miércoles 17 de mayo fue presentado en el Estadio Centenario, mediante una conferencia de prensa que contó con 300 periodistas acreditados, de más de 15 países distintos, y de más de 130 medios diferentes. “Uruguay puede fantasear y alimentar esa ilusión con jugadores de primer nivel”, declaró el entrenador ante una pregunta sobre el futuro del equipo charrúa.
Un factor importante para Bielsa cada vez que empieza su trabajo es la conformación de su cuerpo técnico. Si bien el Loco continúa con sus asistentes Diego Reyes y Pablo Quiroga, en esta ocasión tomó una decisión que nunca había tomado y que es poco habitual para el fútbol masculino: la inclusión de dos mujeres. La primera de ellas es Magalí Conde, oriunda de Villa María, Córdoba, profesora de educación física y directora de curso en la escuela Rivadavia de su ciudad natal, que se encargará de la logística. La segunda se trata de la española Sara Bouzas, que tendrá a cargo la coordinación desde el exterior.
Será su tercera experiencia al frente de una selección: En primer lugar dirigió a Argentina entre 1998 y 2004, tiempo en el que dirigió 85 partidos, en donde ganó 56, empató 18 y perdió 11, con un 72.9% de efectividad. Con la Albiceleste ganó el Preolímpico de CONMEBOL y los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004; además,
logró el primer puesto en las Eliminatorias CONMEBOL rumbo al Mundial de Corea/Japón 2002, donde el combinado nacional quedó eliminado en primera ronda, y fue subcampeón de la Copa América Perú 2004 tras caer por penales frente a Brasil por 4-2 (había empatado 2-2). En segundo lugar, estuvo al mando de Chile entre 2007 y 2011, con un total de 51 partidos de los cuales ganó 28, empató 8 y perdió 15, con un 60.1% de efectividad. Con La Roja alcanzó la segunda posición en las Eliminatorias para la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.
“Vine a pasar un fin de semana a Montevideo con mi esposa. Nos fuimos quedando, yo estaba sin trabajar y nos quedamos dos meses. Un día le dije a mi esposa que íbamos a Carrasco a pasar el día y volvernos en transporte público con la gente. Cuando se asoma el lunes y termina la recreación. El transporte público estaba repleto, el viaje duró 45 minutos y se produjeron un montón de episodios que pusieron a prueba a los que iban arriba del micro. Nuestras conclusiones fueron de admiración por la generosidad con la que la gente interactuó en ese viaje amontonados, incómodos. El respeto por los niños, mayores, mujeres. Entró una mujer a pedir los boletos y todo funcionó”, contó el entrenador rosarino cuando le consultaron sobre la relación de su vida personal con el país.