SAN MIGUEL DE TUCUMÁN.- Osvaldo Jaldo encontró en una crisis el atajo perfecto para alzarse con el poder. La salida urgente del gobernador Juan Manzur, en septiembre de 2021, para asumir como jefe de gabinete de Alberto Fernández, le permitió llegar a su tan ansiado objetivo: quedar al frente del timón de la provincia. Lo logró incluso ocho días después de haber desafiado al mismo Manzur en las urnas en las elecciones primarias del peronismo. Ese día comprobó que el que tiene el aparato, manda. Esta noche, con su rival interno fuera de competencia por el fallo de la Corte, Jaldo revalidó la hegemonía peronista en la provincia y se convirtió en el gobernador electo de Tucumán.
Cuatro veces intendente del municipio de Trancas, una zona rural de menos de 10.000 habitantes, Jaldo ganó influencia en el peronismo tucumano de la mano de los gobernadores Julio Miranda primero y José Alperovich, después. Tiene 65 años y es contador público nacional, recibido en la Universidad Santo Tomás de Aquino. Ahora, después de haber sido vicegobernador de Manzur durante ocho años, enroscaron cargos, y asumiría como el número uno de la provincia aunque no de manera transitoria. Se quedaría hasta 2027.
En el ajedrez nacional, Jaldo ya avisó que jugará en tándem con los mandatarios del Norte. Está de acuerdo en exigir una fórmula de unidad para competir en las PASO, aunque nunca estuvo alineado con el kirchnerismo ni con Sergio Massa. Es un peronista clásico. Pragmático y con larga trayectoria en la función pública. Si se confirma el triunfo, recibirá mañana al presidente Alberto Fernández en una visita que aún no fue oficializada.
En 2000, con la provincia sumida en la pobreza y con la salida a la luz de cientos de casos de niños desnutridos, Jaldo asumió como ministro de Economía de Miranda, un sindicalista del gas que llegó a lo más alto y que gozó por entonces del apoyo de Eduardo Duhalde. Por entonces, en Tucumán había cuasimonedas y la crisis económica fue un anticipo de lo que sucedió el año siguiente a nivel nacional, con la caída de Fernando De la Rúa.
Con la llegada de Alperovich a la gobernación, en 2003, Jaldo fue reclutado otra vez por la gestión provincial y volvió a dejar Trancas, su pago chico, donde vive entre valles y el avance de la selva de yunga. Asumió por entonces como interventor de la Caja Popular de Ahorros, un botín económico clave para las finanzas de la provincia. Por su gestión allí, circuló alguna vez su nombre para sumarse al directorio del Banco Nación, pero él siempre prefirió quedarse en la provincia.
Se ganó rápidamente la confianza de Alperovich, que lo ubicó como nexo con los municipios de la provincia al mando del Ministerio del Interior. Junto con Sergio Mansilla, otro dirigente camaleónico del PJ local, Jaldo puso en marcha el denominado “pacto fiscal”, que consistía en que los municipios cedan de manera opcional su porcentaje de coparticipación a la gestión central a cambio de que el Poder Ejecutivo provincial afronte el pago de las planillas salariales.
La medida logró alinear con el oficialismo a 17 de los 19 municipios. Entre mandato y mandato de Alperovich, Jaldo fue elegido dos veces legislador provincial y en 2013 diputado nacional. Al año siguiente, volvió al Ministerio del Interior para alinear a los municipios en la víspera del recambio electoral. Se peleó por entonces con Alperovich, uno de sus mentores, y se alió con Manzur, a quien acompañó en la fórmula para gobernador en 2015 y en 2019. En ambas ocasiones ganaron cómodamente.
La interna con Manzur
Sin imaginar que Manzur fuera convocado a ocupar un cargo nacional, Jaldo creyó en 2021 que era su oportunidad para abrirse y anticipar la contienda peronista de cara a 2023. Se presentó en las PASO legislativas, pero cayó por 100.000 votos ante la lista del Frente de Todos apadrinada por Manzur, que se había postulado como candidato a senador suplente, en otra de sus tantas candidaturas testimoniales.
Tras caer derrotado, y en una demostración de que su guerra con Manzur era por entonces “a muerte”, Jaldo renunció a integrar la lista del Frente de Todos a pesar de que su buena cosecha de votos lo habilitaba a integrar la lista en segundo lugar. Llegó luego el llamado de Alberto Fernández para sumar a Manzur a su gabinete y la interna del peronismo tucumano cobró un impensado protagonismo nacional, que se saldó con un forzado acuerdo para que la provincia continúe bajo la hegemonía del PJ. Ahora, sin Manzur, Jaldo se proyecta como el nuevo hombre fuerte del peronismo tucumano.