En el entorno del ministro candidato descuentan un último gesto de la Vice en la Primera o Tercera sección electoral. Que CFK no se suba al escenario el jueves próximo es la llave para evitar la presencia incómoda del Presidente.
Contorsionismo. La campaña de Sergio Massa demanda un poco más de Cristina Kirchner y nada de Alberto Fernández. Minimalismo neto: para el oficialismo, menos AF es más. En el comando de Unión por la Patria se rebanan los sesos: cómo cerrar la campaña sin la presencia del Presidente cuando la “unidad” es la coralidad. Pero, claro, el límite siempre es la puerta del cementerio.
Cristina Kirchner intervino tres veces en la campaña de apuro después del frenético y sorpresivo cierre de listas. En el massismo cuentan una más, la última antes del jueves próximo. “Iría a alguna actividad puntual en la Primera o Tercera sección electoral para blindar la relación con Massa. No necesariamente al cierre campaña”
El dato: que Cristina Kirchner no participe del acto de cierre es la llave para evitar la presencia incómoda de Alberto Fernández, el tocado de la mancha venenosa de un gobierno con una inflación acumulada de 115% en un año, el tiempo que cumple hoy al frente de Economía el ministro candidato. Si no está ella, no está él, parece ser la doble martingala a la que apuestan los creativos del comando de campaña que esconderán al Presidente lo más que puedan.
A CFK le sirve: evita ponerle el cuerpo a una de las elecciones más difíciles e impredecibles para el peronismo. Ya lo dijo, el “fullero” es Massa no ella. Todo, cuando saltan voces que desafían a la “coralidad”. En las últimas horas, Alicia Castro se atrevió a disentir con su ¿exjefa? públicamente: “Parte de la tristeza enorme que hay en la Argentina es que Cristina Fernández termine apoyando a lo que ella misma llamó un ‘fullero’ y a quien ella mismo dijo que no era su candidato”. Cristina Kirchner repite hacia adentro su último mantra: “comprensión de texto y de contexto”.
Así las cosas, hasta ahora el escenario: la Vice aparecería con Massa y ¿Kicillof? en una actividad en el conurbano antes del acto de cierre que sería el jueves próximo en un lugar a definir. Algunos hablan de Tecnópolis, otros de La Plata. No es misterio fingido. “La campaña es desordenada. No estamos aprovechando la unidad. Las candidaturas fueron sobre la hora y se arrancó muy tarde, y poner a punto semejante motor lleva tiempo”, admiten. Lo de UP es ¡corran por sus vidas!
Después del demorado empujón por el acuerdo con el FMI, Massa apuró una brochette electoral. En 24 horas estuvo en Cuyo, recibió en Buenos Aires a la candidata del Movimiento Evita de La Matanza, pasó por Avellaneda y viajó a Córdoba. El 8, se muestra con la CGT. Ojo con los Orozco canta y espera que se afine Juan Grabois.
Todo mientras JxC acomoda su parrilla. Horacio Rodríguez Larreta con María Eugenia Vidal y Facundo Manes. Patricia Bullrich con dos declaraciones de Mauricio Macri para demostrar que está con ella.
Apurados porque 7 de cada 10 no dice a quién va a votar y podrían decidirlo a último momento. El gran pincho -la espada de Damocles- es si efectivamente concurrirán en diez días a las urnas.