Aunque había adelantado su postura en contra del veto, sostuvo en contra de la ambigüedad: “Hay que pensar a dónde va el dinero, porque acá no se trata de financiar las universidades públicas: si realmente va al estudiante que va a estudiar en el piso, o los baños están hacinados, o los ascensores no andan; o si va justamente para muchos rectores que son amigos del poder de turno y están puestos a dedo”.
“Quiero reafirmar mi compromiso hacia aquellos argentinos del bien que nunca van a acceder a la universidad pública y con el IVA de la polenta que compran, como leí por eso, pero financian a la universidad pública, pero también a los ñoquis, a la SIDE y a los trolls”, dijo y concluyó: “La universidad pública no tiene que ser un debate, sí lo tienen que ser las auditorías”.