No se hablan. No mantienen relacionales ni personales ni diplomáticas. Ni directas, ni por terceros. Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva siguen siendo dos enemigos íntimos, y al parecer, en una relación sin retorno. Sin embargo, y a fuerza de dejar que los negocios fluyan (incluso los privados), Argentina y Brasil mantienen un intercambio comercial creciente y bastante fructífero. Y si bien es deficitario para el mercado local, el desequilibrio no es tan fuerte y se asegura que a fuerza de las exportaciones de gas desde Vaca Muerta a Brasil vía Bolivia, desde el 2025 ya comenzará a equilibrarse primero y a ser superavitario después.
Según los últimos datos publicados ayer por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), la balanza de exportaciones e importaciones cruzadas entre Argentina y Brasil fue de U$S 2468 millones en el undécimo mes del año, un 27,9% superior al valor obtenido en igual período de 2023, cuando había sido de U$S 1930 millones, y acumuló así su tercer mes consecutivo en alza. Por el contrario, el intercambio cayó con respecto a octubre pasado un 17,2%, debido a la caída de las exportaciones en un 16,6% y a la disminución de las importaciones en un 17,8%.
Las ventas argentinas a Brasil crecieron en noviembre de 2024 un 24,8% con respecto a noviembre de 2023 (la variación fue positiva por sexto mes consecutivo) al sumar U$S 1194 millones, mientras que las importaciones desde aquel destino fueron de US$ 1.275 millones y mostraron un alza interanual del 30,9%. Así, el saldo comercial para Argentina arrojó un déficit de U$S 81 millones.
El comercio entre ambos países acumula en once meses de 2024 un saldo negativo para la Argentina por U$S 256 millones. Vale señalar que las exportaciones aumentaron 11,1% durante once meses de 2024 con respecto a once meses de 2023, mientras que las importaciones desde Brasil mermaron un 20,7% en el mismo período.
La suba interanual de las exportaciones de Argentina hacia Brasil registrada en noviembre (24,8%) correspondió principalmente al alza de trigo y centeno no triturado, vehículos automotores para transporte de mercaderías y usos especiales, vehículos automóviles de pasajeros, partes y accesorios de vehículos automotores y propano y butano licuado, mientras que el alza interanual de las importaciones argentinas (30,9%) se explicó principalmente por el incremento de vehículos automóviles de pasajeros, vehículos automóviles para transporte de mercaderías, motores de pistón y sus partes, vehículos de carretera y partes y accesorios de vehículos automotores.
Argentina se posicionó en tercer lugar entre los mayores proveedores de Brasil, detrás de China y Hong Kong y Macao (U$S 5513 millones) y Estados Unidos (U$S 3046 millones). A su vez, entre los principales compradores de Brasil, Argentina se ubicó cuarta, detrás de China, Hong Kong y Macao (U$S 6082 millones), Estados Unidos (U$S 3644 millones) y Holanda (U$S 1301 millones)
Con respecto a Brasil, las exportaciones de Brasil al mundo aumentaron 0,5% en noviembre de 2024 con respecto a igual mes de 2023, al pasar de US$ 27.886 millones a US$ 28.021 millones. Por su parte, las importaciones totales crecieron un 9,9% con respecto a las registradas hace un año (U$S 19.097 millones en 2023 vs. US$ 20.991 millones este año). De este modo, el resultado comercial brasileño fue superavitario —trigésimo cuarto mes consecutivo— en US$ 7030 millones, una situación semejante a la observada en noviembre de 2023: en aquel mes el saldo había sido positivo en US$ 8789 millones.
Las expectativas de mercado que relevó en noviembre el Banco Central de Brasil mostraron números más elevados respecto al mes anterior en materia de crecimiento estimado para 2024 (se elevó de 3,1% a 3,22%). La expectativa sobre el alza de precios anual subió a 4,71% (el mes anterior había sido de 4,59%). Asimismo, se espera que el nivel de tasa de interés Selic alcance el 11,75%, ubicándose por encima del valor actual de 11,25%.
En cuanto a la relación bilateral, hace un mes Argentina y Brasil firmaron el acuerdo que implica que el país vecino adquiriría shale gas de Vaca Muerta, lo que permitiría aumentar significativamente las exportaciones de ese combustible, mientras que Brasil obtendría un suministro más barato y confiable de gas natural. Para cerrar el acuerdo, Argentina se comprometerá a terminar las obras de la reversión del Gasoducto del Norte, para que el combustible llegue a Brasil desde Bolivia. Esto implicaría que en 2025 el gas shale podría llegar a territorio brasileño. Además, para una segunda etapa, podría construirse un nuevo gasoducto a Brasil, pero ingresando desde la Mesopotamia hacia Uruguayana. Si el país supliera a Bolivia como proveedor de shale gas a Brasil, podría exportar entre US$ 5 mil y 10 mil millones anuales. Ya en 2025. Hacia adelante, todo lo que ese mercado necesite. En planes brasileños, la construcción de un gasoducto de estas características, aunque esté radicado en territorio argentino, debería tener un socio del país vecino como socio estratégico. París bien vale una misa, y terminar un nuevo gasoducto construido, eventualmente, por un brasileño de partenaire de un inversor local, sin que el Estado argentino aporte un dólar, pero que genere los US$ 10 mil millones anuales en menos de cinco años en exportaciones, bien vale una foto entre Milei y Lula.
Brasil suplirá con Argentina el gas que Bolivia ya no puede exportar. En 2014, ese país exportaba US$ 6.624 millones en m3 de gas natural, rompiendo un récord histórico y generando reservas para el Banco Central de Bolivia hasta US$ 15.200 millones. Sin embargo, en 2023, las exportaciones de ese país ya habían caído un 69%, con reservas en el Banco Central de Bolivia en 1.905 millones (87,5% por debajo del 2014). ¿Qué pasó en Bolivia? Simplemente, se acabó el gas. Y Vaca Muerta aprovechará la oportunidad. Sólo negocios.
Recordaba algún malintencionado, que la relación política y personal entre Argentina y Brasil nunca había sido tan buena en los últimos años, como durante la gestión de Alberto Fernández y los primeros años de la tercera presidencia de Luiz Ignácio Lula da Silva. Sin embargo, en cuanto a números, el intercambio comercial llegó a un piso de mera supervivencia. Incluso el brasileño tuvo que moderar el entusiasmo del argentino, cuando en algún cumbre bilateral en Brasilia el entonces presidente local de visita oficial en el país vecino pidió prestamos por 1000 millones de dólares para una economía que colapsaba. Con una enorme sonrisa, su amigo y colega le dijo que no. No hubo prestamos ni ayudas extras. Si hubo abrazos, que, como se sabe, no pueden venderse ni comprarse.