El pasado 24 de agosto, hace casi un mes, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, anunció al cierre de la cumbre anual de los BRICS el ingreso al grupo de seis nuevos países, en los que se incluyó a la Argentina. La adhesión entrará en vigencia el 1 de enero de 2024 y paralelamente también el país avanza en la incorporación al Nuevo Banco de Desarrollo, que permitiría destrabar una fuente de financiamiento, pero que también requiere de ciertas condiciones.
En primer lugar, hay que distinguir dos cuestiones que, si bien son diferentes, funcionan en forma entrelazada. Por un lado, se encuentra el grupo de los BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, las cinco economías emergentes más pobladas del mundo, que busca potenciarse comercial y políticamente. Pero, además, en 2015, esas naciones crearon el hoy denominado Nuevo Banco de Desarrollo o NDB por sus siglas en inglés, cuya sede central se encuentra en Shangái (China) y está presidido por la expresidenta brasileña, Dilma Rousseff.
“Entrar al grupo de los BRICS es como entrar al G20 y el banco es comparable, por ejemplo, al Banco Mundial y para entrar al banco de los BRICS tenes que hacer el mismo proceso que con cualquier multilateral”
El interés argentino por ingresar al Banco de Desarrollo tomó mayor relevancia a fines de mayo, cuando una comitiva oficial encabezada por Sergio Massa y Máximo Kirchner viajaron a China y participaron de la reunión anual del organismo, donde discutieron la posibilidad de conseguir algún mecanismo de financiamiento para las exportaciones de Brasil a la Argentina de manera de quitar presión sobre los dólares disponibles en un contexto de fragilidad para las reservas del Banco Central.
Para ese momento, el presidente de Brasil, Lula Da Silva, había iniciado una serie de gestiones para concretar ese objetivo, pero se requería de la modificación del estatuto del organismo, por lo que no se avanzó y finalmente se negoció la incorporación de la Argentina al grupo de los BRICS, que permite agilizar el ingreso al Nuevo Banco de Desarrollo.
Cómo funciona el Nuevo Banco de Desarrollo
El Nuevo Banco de Desarrollo tiene por finalidad principal movilizar recursos para solventar proyectos de infraestructura y sostenibilidad. Actualmente, según aparece en el sitio oficial del organismo, el financiamiento aprobado es de US$30.000 millones.
Los proyectos están destinados a los países que conforman los BRICS y otras naciones emergentes. El banco permite que ingresen nuevos integrantes siempre y cuando formen parte de Naciones Unidas. Por ejemplo, en 2021, se admitió la incorporación de Uruguay, los Emiratos Árabes Unidos, Bangladesh y Egipto, aunque estos países no se encuentran dentro del grupo de los BRICS. Dentro de estos últimos, Uruguay figura como “miembro potencial” porque todavía no realizó la compra de acciones correspondiente para oficializar su ingreso.
“El banco de los BRICS es un proyecto todavía incipiente porque fue creado hace poco. Por ahora presta poco porque el fondeo es bastante limitado. Está pensado para financiar a los gobiernos de los países de los BRICS y a las empresas. No para cubrir necesidades fiscales o meramente financieras, sino para proyectos de infraestructura”, señaló el presidente de la Cámara Internacional de Comercio, Marcelo Elizondo.
Dicho de otro modo, el banco no funciona -por ejemplo- como el FMI ni tampoco permitiría en principio financiar iniciativas que no estuvieran ligadas a cuestiones de infraestructura o sustentabilidad.
Y comparó el NDB con otras entidades multilaterales de fomento financiero, aunque con algunas peculiaridades. “El banco es un instrumento nuevo y tiene que ver con la reconfiguración de los BRICS. Para estar en el banco es similar a cualquier banco internacional, pero como este es más joven, es menos relevante. El BID, por ejemplo, tiene muchos más proyectos en marcha. A lo largo del tiempo, los proyectos permanecen, se engrosan, mientras que este es un banco más chico”, sostuvo Elizondo.
Por otra parte, en cuento a la organización interna, el banco cuenta con un capital autorizado inicial de US$100.000 millones de dólares, que se divide en un millón de acciones con un valor nominal de US$100.000 cada una.
Los miembros fundadores –los países del bloque de los BRICS- distribuyeron equitativamente el capital de participación, que se traduce en votos dentro del directorio. A saber, los cinco miembros fundadores cuentan con 100.000 votos que representan un 18,98% del poder de decisión dentro del directorio, mientras que Bangladesh tiene 9420 votos -1,79%- y Egipto cuenta con 11.960 votos -2,27% de capacidad de decisión-.
“El banco tiene establecido un procedimiento a través del cual se puede ingresar. Ningún tipo de organización financiera u otro actor puede comprar acciones de banco. Este es un elemento clave. La mayoría accionaria se asocia a una capacidad de voto. Es decir, dependiendo de las acciones es la cantidad de voto. En el banco, el porcentaje depende de la cantidad de acciones que vos compraste”, resumió Mario Guerrero, politólogo y profesor de la Universidad de Cuyo y becario del Conicet.
“La Argentina fue invitada y si fuera miembro pleno tendría acceso a la reserva de contingencia (es una caja de liquidez) y al espacio de foro o deliberación. Pero tenes que comprar acciones para acceder al financiamiento. Uruguay hizo todo el proceso: se autorizó, pero todavía no compró acciones. Forma parte, pero no puede acceder al financiamiento”, ejemplificó Guerrero.
ntonces, para formar parte del Banco de Desarrollo de los BRICS y acceder a un préstamo del organismo se necesita de un proceso de aprobación y de otros requerimientos.
Primero, el organismo debe aceptar la incorporación de nuevos miembros en una reunión de directorio. Luego se fijan las condiciones del ingreso de un país –en este caso, la Argentina-, que determinan el monto de capitalización para oficializar la entrada y también se define cómo se realizará ese desembolso, que equivale al valor de una determinada cantidad de acciones.
Además, se establece quién será la persona que represente al país dentro del organismo, que internamente se conoce como “gobernador”. Esa persona, por lo general, suele ser el ministro de Economía. En la Argentina, quien tiene a cargo la Secretaría de Asuntos Económicos y Financieros Internacionales y quien monitorea el rumbo y los detalles de esta cuestión es Marco Lavagna.
La próxima reunión del directorio se espera para mediados de octubre, pero la aprobación no es automática ni inminente. “Allí empezaría el proceso de invitación a los países y la Argentina conocería las condiciones de ingreso. Para entrar a un banco multilateral se necesita de la aprobación del Congreso porque se trata de un convenio soberano. Primero tenes que negociar con el banco las características del ingreso, ese contrato va al Congreso, se necesita el visto bueno y recién ahí se puede avanzar”, explicó una fuente que forma parte de la negociación con la institución financiera.
A partir de ese momento, comienza a desarrollarse la discusión parlamentaria que, si se tiene en cuenta que este es un año electoral, podría dilatarse más de lo esperado.
Aún se desconoce cuáles serían los proyectos que podría solicitar la Argentina ante el Banco de Desarrollo y en el Gobierno seleccionan los pedidos ante los multilaterales como la CAF o el Banco Mundial de acuerdo al perfil del financiamiento, una estrategia que en este caso podría repetirse.
Pero incluso si el Congreso diera luz verde para ingresar al NDB, la llegada de créditos provenientes del organismo tampoco sería inmediata. “Para efectivizarlo va a ser después de las elecciones”, reconoció. Y aclaró que para pedir un préstamo se necesita previamente la presentación del proyecto a financiar, la realización de estudios ambientales y recién allí se podría aprobar.