La decisión de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal (Fed) se conocerá este miércoles desde las 15 horas de Argentina que, según lo previsto, dará comienzo a un ciclo de baja de tasas de interés en Estados Unidos, todavía con la incógnita de si será de 25 o 50 puntos básicos.
El banco central norteamericano anunciará la decisión en un comunicado y media hora después el presidente del regulador, Jerome Powell, saldrá a explicarla. En sus últimas comparecencias públicas, Powell no ha dejado lugar a dudas: “Ha llegado el momento de hacer ajustes en la política monetaria”, apuntaba hace unos días.
Tras las once subas realizadas desde marzo de 2022 para tratar de controlar los precios, tras la pandemia la inflación en EEUU alcanzó el 9,1% anual, un máximo en cuatro décadas, la Fed mantuvo las tasas desde julio del año pasado en una horquilla entre el 5,25% y el 5,5% anual, su máximo nivel desde 2001.
En Estados Unidos, la tasa de interés de fondos federales (federal funds rate en inglés) es la tasa nominal de referencia de todo el sistema financiero y es determinante para la tasa interbancaria, es decir la que rige para préstamos entre bancos, que deben cubrir un cierto nivel de reserva de fondos, ya sea como saldo en la Fed, o como efectivo en la propia institución, históricamente en el 10% del stock de depósitos.
Con la suba o la baja de la tasa de referencia, la Fed determina el costo del dinero para estos préstamos interbancarios que se transmite a todos los segmentos del mercado y, por lo tanto, también regula la cantidad de dinero en la economía. Con tasas más bajas se vuelve más barato el crédito y se le da impulso a la actividad económica. Cuando la inflación es una amenaza, se suben las tasas, se retira dinero de la actividad, para el inversor es más rentable aprovechar una tasa alta y dejar fondos en el banco que invertirlos en la economía real, y se presiona a una desaceleración del consumo y la oferta, aunque con efectos recesivos.
En Argentina el Banco Central aplicó una estrategia similar con la tasa que ofrece a través de distintos instrumentos emitidos, como fueron las Lebac (Letras del), las Leliq (Letras de Liquidez) y los Pases pasivos. Con la eliminación de pasivos remunerados en pesos a partir del 22 de julio de 2024, éstos fueron reemplazados por la suscripción de Lecap (Letras Capitalizables en pesos) y la emisión de la LeFi (Letra Fiscal de Liquidez), ahora a cargo del Tesoro nacional, en el marco del esquema de “emisión cero”.
Aunque el BCE (Banco Central Europeo) y otras instituciones en países desarrollados llevan meses realizando recortes de tasas, la Fed, presidida por Jerome Powell, ha sido mucho más conservadora y hasta ahora había mantenido que los datos económicos en EEUU no eran lo suficientemente confiables como para iniciar las bajadas.
Pero en las últimas semanas los indicadores se encaminaron en la dirección esperada por el ente regulador. El IPC (índice de precios al consumo) de Estados Unidos recortó cuatro décimas en agosto hasta el 2,5% interanual, el dato más bajo desde febrero de 2021.
Por otra parte, el mercado laboral norteamericano encadenado meses de pobres datos de creación de empleo y signos de enfriamiento, aunque debe señalarse que el desempleo en EEUU se ubica cerca de mínimos históricos, con una tasa en el 4,2% de la población activa. Esto implica una base de 7,1 millones de desempleados, unos 800 mil más que hace un año.
Dado el peso global que tiene la economía de EEUU, una baja de la tasa de referencia va a influir en muchos aspectos al resto de los países, entre ellos, los emergentes como Argentina.
1) Un dólar más débil. La baja de tasas va a desincentivar el flujo de fondos globales hacia EEUU. El dinero de los inversores va a buscar mayor rentabilidad fuera del sistema financiero norteamericano. Esto puede beneficiar a los países emergentes, cuyos bonos ofrecen altas tasas relativas a los rendimientos de bonos de EEUU, por ejemplo. Asimismo, Argentina podría captar fondos de inversión para su economía, lo mismo que sus socios comerciales, como Brasil o China. Ello redundaría en un impulso para la actividad económica y el crecimiento.
2) Mejores precios para las materias primas. Consecuencia de un dólar más débil también se le daría un empujón alcista, medidos en dólares, a las cotizaciones de los principales productos exportables de la Argentina, como granos y sus derivados industriales, que afianzaría el superávit comercial.
3) Financiamiento más accesible. La economía doméstica está necesitada de divisas y su endeudamiento soberano es primordialmente en dólares, así que esta tendencia es una noticia positiva. En el mismo sentido, la necesidad del Gobierno de regresar a los mercados voluntarios de deuda en el exterior para refinanciar sus pasivos puede contar con una ayuda en este menor costo financiero para obtener dólares y reducir el riesgo país.